Realidad contrastante

La dura visión de un emigrante argentino sobre lo mal que está el país

La perspectiva de vivir en el exterior ayuda a mirar la realidad argentina de manera más cruda. Los problemas adquieren su verdadera dimensión. Dolor y tristeza por lo que sucede son los sentimientos que afloran. Gonzalo es un argentino de 26 años y hace tres que vive en Europa. Esta es su opinión.

Horacio Alonso
Horacio Alonso sábado, 27 de noviembre de 2021 · 10:23 hs
La dura visión de un emigrante argentino sobre lo mal que está el país

De que Argentina está mal, nadie tiene dudas, pero no siempre se toma conciencia de la magnitud del problema cuando se está inmerso en el mismo. La distancia es una buena forma para poder ver la realidad.

Eso es lo que sucede con muchos argentinos que emigraron, como el caso de Gonzalo.

“Cuando uno se va se da cuenta de lo mal que está el país. Que las cosas que pasan no son normales, no pasan en otro lado. Tomás conciencia de que se está peor de lo que se creía” dijo a MDZ.

Él es un argentino de 26 años que hace tres años decidió emigrar. O, tal vez, lo decidió antes. Cuando terminó la carrera de derecho en la Universidad del Salvador ya tenía comprado el pasaje para viajar.

“La idea era hacer una experiencia, viajar, conocer un poco, pero estando afuera cambié de opinión y decidí no volver” explicó.

Era principios de 2019. Empezó por Madrid, hizo una maestría en Salamanca, tuvo un paso por Berlín y recaló en Sevilla donde vive ahora: “Uno nunca termina de irse. Al menos, en mi caso. Leo todos los días los diarios y me mantengo informado como si estuviera en Argentina”

Ese lazo que lo mantiene unido a la patria tiene que ver con los afectos y, por ese motivo, lo que sucede en el país no le es indiferente.

“Tengo familia, tengo amigos y, aunque esté afuera, quiero que le vaya bien a la Argentina. No porque piense volver, sino porque hay gente que quiero. Pienso en ellos” dice a la distancia.

“Siento mucha tristeza por todo lo que pasa. Desde afuera se ve que es mucho peor y que los argentinos no se dan cuenta de lo mal que están. No pierdo la esperanza de que algo cambie, pero lo veo difícil”, agrega.

Uno de los temas que más le preocupa es lo que le pasa a la juventud, a los argentinos como él: “Es muy injusto que los jóvenes pierdan sus años de crecimiento, los más productivos, merced a los gobiernos de turno. Si tenés veintipico y te tocan diez años malos para el país te marca de por vida todo tu desarrollo. Es algo que no podés manejar.”

Por los problemas para viajar por la pandemia hace tres años que no ve a sus padres. “Por suerte está la tecnología y es todo más fácil”, explica y remarca: “el país no se extraña, se extraña a la gente.”

Recuerda que cuando les comunicó la idea de irse del país, a su madre no le cerraba la idea: “Mi mamá estaba en contra de mi decisión, pero no se cansa de decirme que fue la mejor decisión que pude haber tomado.”

Él está seguro de haber hecho lo correcto. El contraste con la realidad argentina es una de las cosas que más rápidamente notó. “En la Argentina vivimos acostumbrados a mirar para todos lados cuando salís de un cajero, pensar que comprarte una computadora es algo prohibitivo, vivir en la incertidumbre. Hablás de la inflación y la gente acá ni piensa en eso. Y la Argentina no es un tema. Desconocen la situación actual. No nos entienden.” reconoce

Su madre es jubilada y su padre está en camino de serlo, son unos de los tantos afectados por la decisión del Gobierno de prohibir la venta de pasajes en cuotas. La idea de poder ir a visitarlo está más lejos. “Sin cuotas va a ser complicado” se lamenta.

“Ese es otro problema de la Argentina. La vara de ser rico es muy baja. Hoy se cree que rico es el que compra un pasaje en cuota. Hay que gente que no le importa, pero si se sigue así ya le va a tocar. Rico va a ser el que compra una heladera” advierte.

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