Fotos y cartas

La Casa Rosada y una nueva frustración por Cristina Fernández de Kirchner

Mientras el canciller Santiago Cafiero mantenía reuniones en lo más alto del poder político norteamericano para flexibilizar la postura del Gobierno de Joe Biden ante el FMI, la vicepresidenta y el ministro del Interior le marcaron una agenda paralela.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare viernes, 21 de enero de 2022 · 09:35 hs
La Casa Rosada y una nueva frustración por Cristina Fernández de Kirchner
Foto: Agencia Télam

"Cristina se volvió a enojar con Santiago y, por ende, con nosotros..." reflexionó a mediados de semana un relevante funcionario del Gobierno nacional que transita habitualmente por la Casa Rosada tras la nueva carta bomba que lanzó por el acuerdo que además pidió con el FMI la vicepresidenta de la Nación.

"Nuestro canciller Cafiero se mostró con dos actores relevantes e importantes de la política exterior de Estados Unidos e inmediatamente Wado de Pedro viaja a Jujuy para encontrarse con Milagro Sala y la jefa difunde otra carta", comentó la misma fuente que siente que pocos en el piso más elevado del poder nacional se da cuenta de la gravedad de la situación y se sigue jugando "a la interna de la interna". 

Santiago Cafiero es, para algunos, buena parte del futuro del nonato albertismo. Joven, con volumen político dado por su rol de articulador de todo lo que no puede pegarse automáticamente en el Frente de Todos, también es uno de los pocos que suele decirle las cosas que no le gustan al presidente y el que sabe que si se enoja en algún momento se le tiene que pasar. 

La última semana estuvo atravesada por varios problemas centrales y que nacieron con la llegada del Frente de Todos al poder. Uno tiene que ver con lo económico, la corrida del dólar y cómo relacionarse con el FMI a pesar de estar dialogando desde hace veinticuatro meses. El otro es la siempre presente interna y diferente cosmovisión de quienes quieren más independencia de criterio del presidente de la Nación y las permanentes "posturas" que fija su vice, desde los funcionarios que no funcionan hasta la fecha. 

El cierre de lista previo a la derrota electoral de las legislativas del año pasado remarcaron estas distancias. Muchos interpretaron que La Cámpora pretendía que el ex jefe de Gabinete fuera el primer candidato a diputado nacional para desgastarlo y sacarlo de la cotidianeidad presidencial. Al exconcejal de San Isidro lo iba a acompañar Luana Volnovich, la directora ejecutiva del PAMI que quedó envuelta en el escándalo de las vacaciones con su nuevo novio y segundo en el Instituto, Martín Rodríguez

Los contagios por covid y los contactos estrechos ayudaron a que el presidente pudiera disimular que no tomó ninguna decisión sobre los viajeros que gestionan la mayor obra social del país, de la que dependen jubilados, pensionados y ex combatientes de Malvinas. Pero es una herida abierta que todos quieren que cicatrice rápido. Si no sucede, si alguien interviene, las consecuencias en el Frente de Todos pueden desembocar en una nueva crisis. 

La Casa Rosada es, desde hace tiempo, una mesa de operaciones, donde a cada momento se trabaja para anticipar la jugada ajena, y no precisamente de la oposición, que aparece distraída en hipotéticas candidaturas presidenciales por las que semanalmente deben realizar fotos y encuentros virtuales para bajar los decibeles de la discusión interna. 

El problema es el invertebrado sistema dispuesto desde el inicio por el oficialismo y su reparto de poder. Cada ministerio que no es conducido por los sectores cercanos al Instituto Patria tienen en sus segundas y terceras filas funcionarios que le responden a Cristina Fernández de Kirchner o al hijo de los dos presidentes.

Máximo tiene contactos casi cotidianos con sus referentes en Desarrollo Social, Transporte, Interior, Obras Públicas, Producción y Economía entre los ministerios más importantes. Se mueve con información diaria e inmediata y más de una vez las decisiones adoptadas por los ministros se frenan hasta que llega la aclaración correspondiente. 

El presidente ya había reconocido que, tras la furiosa carta de su segunda luego de la derrota de las PASO, la imagen del Gobierno había descendido hasta sótanos desconocidos. Lo que visualizan ahora sus más amigos es que cada vez que hay una buena noticia para dar o se está encaminando una negociación, pasan cosas, todas generadas desde las adyacencias del Instituto Patria. "Pasó con la carta, las renuncias, el discurso que motivó que no tengamos presupuesto... Siempre pasa algo y nosotros no tenemos que hablar para que no se pudra más todo", se quejó la misma fuente a MDZ

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