CruzArte una historia

El hombre que cambió la historia imponiendo el terror

El líder soviético escaló a base de inteligencia, estrategia y generar miedo en sus opositores. No le tembló el pulso para eliminar enemigos por las buenas o las malas.

Santiago Hernandorena
Santiago Hernandorena sábado, 18 de diciembre de 2021 · 17:39 hs
El hombre que cambió la historia imponiendo el terror
Iósif Stalin controló la mitad del mundo por medio del miedo Foto: Wikipedia

Hay hombres y mujeres que marcan su tiempo, para bien o para mal. Muchos de ellos son representados en obras donde se los muestra, ya sea intentando ser lo más cercano a la realidad o exacerbando sus defectos. En 1992, la película "Stalin" expuso a uno de los líderes políticos de la Unión Soviética que fue no sólo clave para su patria sino también para los sucesos ocurridos hasta su muerte. Interpretado por Robert Duvall, Iósif Stalin intenta ser representado con todos sus errores, virtudes y locuras. Por eso hoy es importante CruzArte una Historia y conocer la vida del dictador soviético.

Un origen humilde

Iósif "Joseph" Vissariónovich Dzhugashvili, nació en 1878. hijo de un zapatero y una sirvienta, en Georgia. En su infancia sobrevivió el sarampión y la escarlatina, enfermedades que tomaron la vida de sus dos hermanos mayores. Luego padeció de viruela, lo que le dejó marcas en el rostro. Su padre se volcó a la bebida pero su oficio le permitió crear su propio taller que, con el tiempo, fue creciendo y tomando aprendices. Eventualmente, el alcoholismo lo llevó a agredir a un oficial de policía, por lo que abandonó la ciudad. 

Iósif aprendió ruso, lo que le permitió ingresar a la educación formal. Fue un estudiante ejemplar y se destacó además en el coro. Posteriormente se unió al  Seminario Teológico de Tiflis.

Del revolucionario al tirano

En esa institución se unió a la organización socialdemócrata y se volcó al marxismo. No queda claro, porque no hay fuentes confiables, si acaso fue expulsado del Seminario o lo abandonó.

Desde la clandestinidad se enfrentó al zarismo, escapando en varias oportunidades de la cárcel. Comenzó a acercarse a Lenin ,quien le puso Stalin (hecho de acero), pero su condición de georgiano hacía que los rusos lo vieran como un ciudadano de segunda, por lo que muchas veces detenían su ascenso dentro del partido.

Ficha policial de Stalin

Sin embargo, acumuló poder como editor del Pravda, el diario oficial del Partido Comunista, incluso confrontando con Lenin. Sus modos y métodos lo ponían muchas veces en la vereda de enfrente del líder revolucionario que, según muchos analistas, no tuvo reacción para detener al georgiano. Tras su muerte, comenzó el conflicto que había avistado: Stalin contra Trotski.

Pero Iósif había construido un entorno propicio, colocando aliados en lugares claves de la administración. Supo unirse y desunirse según las circunstancias lo ameritaban y no hubo quien pudiese enfrentarse a su aparato. De a uno fue eliminando opositores, enemigos y aliados según su conveniencia. Algunos eran deportados a Siberia, otros fuera de la Unión Soviética, y otros simplemente asesinados o ejecutados, acusados de traidores. Al mismo tiempo que purgaba su patria, León Trotski moría en manos de uno de sus seguidores mientras se encontraba exiliado en México.

Marcando el siglo XX

Mientras controlaba su país, implementó distintos planes quinquenales, que comenzaron una conversión de economía rural a industrial, además de la colectivización de las tierras. Esto llevó a la estatización de campos que generó una baja producción y, de la mano, una gran hambruna en Ucrania. Los granos eran confiscados por el estado y repartidos de manera arbitraria. Era un castigo por oponerse al poder de Stalin.

Stalin en un desfile

Los planes de industrialización sí trajeron frutos en otras regiones. Con el paso de los años, Rusia se convirtió en una potencia mundial, con un crecimiento sostenido de la producción, reacondicionando y refaccionando viejas fábricas. De la mano de eso, comenzó el crecimiento armamentístico.

Paranoia a flor de piel

Stalin veía enemigos en todas partes. Desde su perspectiva, aquel que se le enfrentara era un agente nacionalista o un espía polaco. Con el Pacto Ribbentrop-Mólotov, Alemania y Rusia se dividieron Europa y los soviéticos se anexaban parte de Polonia, su principal enemigo, según Stalin. Una vez invadido el país, se ejecutó a todos los prisioneros polacos del combate, lo que termino con más de 21,000 soldados asesinados. Sin embargo, Hitler, convencido de que la caída del Reino Unido era inminente, decidió invadir la Unión Soviética.

Stalin se tomó 10 días para aparecer en público luego de la invasión. Cuando lo hizo. Se autonombró jefe del ejército, lo reordenó y designó nuevos generales y permitió la reaparición del a Iglesia Ortodoxa rusa. A diferencia del alemán, le dio cierta autonomía a los comandantes y se mantuvo firme en Moscú, pese a que los nazis estaban a pocos kilómetros de la ciudad. Luego se acercó a los aliados y tuvo cumbres con el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, y el primer ministro británico,  Winston Churchill, lo que lo colocó fuertemente en la esfera política internacional. En la medida que hacían retroceder a los alemanes, se anexaban las tierras para su patria. El fin del conflicto destapó las diferencias entre los vencedores, que comenzaron a enfrentarse.

Luego de la guerra, se convirtió en el héroe que condujo a su país a la victoria. Nació el “culto a la personalidad” de su figura.

El fin de una era

Durante sus últimos años, Stalin negoció un tratado con China de amistad y apoyo. Colaboró con Corea del Norte durante la Guerra de Corea, siendo un enfrentamiento lateral de la Guerra Fría planteada con Estados Unidos. Al mismo tiempo, apoyó la creación de Alemania Oriental así como la llegada de gobiernos comunistas a los países alineados a su poder en la posguerra.

Sin embargo, desde 1950 su salud comenzó a decaer. Su discurso comenzó a ser antibelicista y su poder en el partido menguó. Esto revivió su paranoia y se retomaron las purgas. Su propio secretario personal desapareció y su jefe de guardaespaldas murió en circunstancias extrañas. El temor de sus opositores creció, pero de repente Stalin murió.

Stalin en 1932

Existen dos versiones del hecho. En la primera se reunió con su círculo interno, vieron una película y se retiró a descansar en su habitación. En el segundo, no hubo film pero si una tensa discusión con sus aliados que terminó con Stalin insultándolos y yéndose. En cualquiera de los dos casos, el líder no salió de su cuarto al día siguiente, pero nadie se atrevió tampoco a entrar hasta tarde. Cuando el mayordomo tomó coraje e ingresó, lo encontró tirado en el piso, con la ropa de la noche anterior. Los médicos que lo revisaron determinaron que había sufrido un accidente cerebrovascular generado por su hipertensión arterial. Luego de cinco días de agonía, falleció.

Nadie pudo matar al culto

Los posteriores líderes de la Unión Soviética comenzaron la “desestalinización”. Hacía falta destruir la imagen de Stalin, destapando todos sus delitos. Sin embargo, siguió siendo visto como un salvador por muchos rusos al punto que, incluso hoy, muchos aseguran que, de estar vivo, lo votarían.

Se desconoce con certeza el número de víctimas del estalinismo, ya sea por la represión violenta o por la política. Se estima que superan los cinco millones e incluso algunos historiadores llegan a calcular nueve.

Viacheslav Molotov y Joseph Stalin en 1945

En 1992, el polaco Ivan Passer dirigió la película “Stalin”. Es una de las pocas que tiene al tirano como personaje protagonista. Lo interpreta Robert Duvall y retrata todo su crecimiento, desde Georgia a la cima del poder y su fin. Ganó el Emmy a mejor telefilm, además de tres Globos de Oro, todos relacionados con la actuación. La particularidad del film es que, más allá de los sucesos, analiza mucho su familia, que resultó destruida por la propia paranoia de líder.

El siglo XX fue, sin lugar a dudas, el más convulsionado de la historia. Sus guerras masivas, sus masacres, sus conflictos, dejaron hombres y mujeres en el frente del ojo público. Sin embargo, solo uno logró transformar tanto un país y convertirlo en uno de los ejes que tuvo en vilo a todo el planeta. Tal vez su imagen no esté tan relacionada con el mal como la de Adolf Hitler, pero durante muchos años, Iósif Stalin fue la cara del poder, aunque fuera a toda costa.

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